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Foto del escritorPaola Cano

Las heridas emocionales que te impiden ser tú mismo




Hoy vamos a tocar un tema un poco delicado. Hablar sobre las heridas emocionales puede ser difícil para algunas personas, porque a veces cargamos con experiencias muy dolorosas desde nuestra infancia. Pero es un tema importante que tratar, por lo que hoy, con los brazos extendidos, quiero acompañarte a descubrir aquellas 5 heridas emocionales que impiden sacar todo tu potencial, para así poder salir adelante.


Lise Bourbeau, psiquiatra y ensayista canadiense, enfocada en el desarrollo personal, nos habla de esta experiencia de una forma muy dinámica y amigable en su libro “Las cinco heridas que impiden ser uno mismo”. Ella nos cuenta que todos sufrimos algún tipo de herida emocional, pero muchas veces no tenemos el conocimiento de estas o no somos conscientes y, por ende, no podemos encaminarnos a la sanación interior.

¿Pero cuáles son las heridas de las que habla Lise? Te invito a acompañarme a explorar una por una y ver si es que alguna resuena dentro de ti:


1. La herida del abandono

Es la de aquella persona que ha sufrido mucho la soledad. Es una experiencia muy difícil, porque desde muy pequeños buscamos el contacto con nuestros padres y el mundo que nos rodea, pero a veces puede ser una experiencia traumática descubrirnos solos. Esta herida del abandono suele manifestarse en la dependencia emocional, laboral y relacional. Cuando hemos sido abandonados, nuestro corazón empieza a añorar el contacto, pero lo traduce en dependencia, ya que busca llenar un vacío muy grande. De los cinco tipos, el dependiente es el más propenso a convertirse en víctima. Existen grandes posibilidades de que uno de sus padres, o incluso ambos, también lo sean. Una víctima es una persona que crea todo tipo de problemas en su vida, pero especialmente problemas de salud para llamar la atención. Esto responde a las necesidades del dependiente, que cree que nunca recibe suficiente atención.


2. La herida de descubrirnos rechazados

Esta es la herida de descubrirnos ignorados y apartados del grupo, ya sea dentro de casa como con los amigos. La persona que ha sido rechazada en su infancia y a lo largo de su vida, adoptará una actitud de huida, alejándose de aquellas personas que le rodean y evitando mostrarse vulnerable. La persona huidiza prefiere no apegarse a las cosas materiales; puede parecer que ve todo lo material de lejos, como si viviera en un mundo abstracto. Se pregunta qué hace en este mundo y le resulta difícil creer que aquí podría ser feliz. Le resulta atractivo todo aquello relacionado con la espiritualidad y el mundo intelectual; no suele recurrir a lo material en busca de placer, pues las cosas materiales son, para estas personas, superfluas.


3. La herida de la humillación

Cuando hemos sufrido constantes burlas a lo largo de nuestra vida perdemos la capacidad de confiar en los demás e incluso llegamos a normalizar que nos traten mal o abusen de nuestra confianza o buena voluntad. Las personas que cargan con esta herida parecen muy controladoras, pero este control está motivado principalmente por el temor a sentir vergüenza de sus prójimos o de sí mismos. Esta persona parece desear hacer todo por los demás, pero en realidad lo hace para crearse limitaciones y obligaciones. Se asegura, también, de que tanto su familia como sus amigos sepan que no podrían hacer nada sin ella.


4. La herida de la injusticia

Esta es la herida de descubrirnos víctimas de una serie de experiencias injustas o que no merecemos. Sea cual sea la causa de dicha injusticia, muchas de las personas que experimentaron esta herida emocional muestran un perfil rígido, poco flexible, con problemas en la empatía y pueden llegar a ser personas muy estructuradas. La persona que sufre de injusticia es, por consiguiente, la que no se siente apreciada o respetada en su justo valor o que cree no recibir lo que se merece. Una característica del rígido difícil de entender para las personas que no tienen la herida de la injusticia es que con frecuencia le parece más injusto ser favorecido que desfavorecido. En tal caso, algunos rígidos se las ingenian inconscientemente para perder algo.


5.La herida de la traición

Esta es la que experimentamos cuando sufrimos una de las mayores injusticias, la de ver nuestra confianza echada al fuego por alguien que creíamos podíamos contar. Las personas que poseen este tipo de heridas muestran un perfil más controlador, organizado e incluso obsesivo. Cuando cargamos con una herida de este tipo, solemos exigirle a los demás muchas cosas con la finalidad de no perderlas, volviéndonos controladores. En cuanto al comportamiento y las actitudes interiores del controlador, destaca la fuerza como característica común a todos aquéllos que tienen la herida de traición. Como les es difícil aceptar cualquier forma de traición, proveniente de ellos mismos o de los demás, hacen todo lo que está en su mano por ser personas responsables, fuertes, especiales e importantes.


Es importante recordar que la piscología es mucho más compleja que una lista de 5 heridas emocionales, pero nos puede dar una idea de qué áreas de nuestras vidas podemos mejorar.

Una vez identificadas aquellas heridas, ya sean grandes o pequeñas, podemos empezar a aventurarnos a sanarlas.

Ya sea con acciones concretas (meditación, deporte, de la mano con amigos), en un proceso de psicoterapia o con experiencias transformadoras. Hay mucho aprendizaje en el libro de la doctora Bourbeau, te invito a leerlo a profundidad. Está escrito de una manera muy amigable. A mí me recomendaron el libro y me enganché con las primeras páginas.


 

Ojalá que tengas la oportunidad de profundizar más en el tema. Pero sin importar tu situación, recuerda que no hay carga tan grande… ¡yo creo en ti!


Pao.


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